Esto que voy a hacer, ¿es importante o solo urgente?
Este mes, en la pizarra del centro, hemos propuesto esta pregunta para la reflexión. Puede parecer sencilla, pero encierra una clave fundamental para administrar mejor nuestro tiempo, energía y atención.
Podemos abordar esta cuestión desde dos niveles de profundidad:
Primer nivel: Diferenciar lo urgente de lo importante
En nuestro día a día, lo urgente es lo que parece demandar acción inmediata, suele venir impuesto desde fuera y genera presión: responder mensajes, atender imprevistos, cumplir con plazos o resolver problemas que surgen constantemente. Nos mantiene en un estado de reacción continua, como si estuviéramos apagando fuegos sin descanso.
Por otro lado, lo importante, lo esencial o lo verdaderamente vital (cualquiera de estos términos puede aplicarse) es aquello que contribuye a nuestro bienestar y desarrollo, aunque no siempre exija una acción inmediata. Algunas cosas importantes pueden esperar sin que pase nada grave, aunque si las aplazamos mucho, tendrán una huella profunda en nuestra vida.
Algunos ejemplos de lo realmente importante o esencial:
Si no somos conscientes de esta diferencia, lo urgente siempre se va a imponer sobre lo importante, robándonos el tiempo y la energía para lo que realmente merece nuestra atención.
Un ejercicio práctico para este primer nivel:
Revisa tu agenda, las cosas que tienes apuntadas y que necesitas hacer, y con honestidad, elimina de la lista lo que consideres que realmente no es importante, esencial o vital. Te sorprenderá ver cómo reducirás la cantidad de cosas que creías importantes y que en realidad no lo son.
Segundo nivel: Cuando lo urgente se convierte en una excusa para no mirar lo esencial e importante.
Aquí es donde el tema se vuelve más profundo.
A veces, no es solo que lo urgente nos absorba, sino que, en el fondo, lo usamos como una estrategia de evasión. Nos llenamos de tareas, prisas y obligaciones para no enfrentarnos a lo que realmente importa y que, por miedo, pereza, inseguridad o comodidad, seguimos aplazando.
Por ejemplo:
Aquí es donde la pregunta cobra un valor aún mayor, ya que muchas veces, la verdadera razón por la que seguimos atrapados en lo urgente es que nos permite evitar lo que nos desafía.
Un ejercicio práctico para este segundo nivel:
Observa si estás usando lo urgente como una excusa para aplazar algo importante.
Pregúntate con sinceridad: ¿Qué es lo que realmente estoy evitando?
Tanto el ejercicio del primer como del segundo nivel son herramientas poderosas. Personalmente, los uso como una “escoba mental” que me ayuda a despejar lo innecesario y ver con claridad qué merece realmente mi tiempo y mi energía.
Por eso, te animo a integrar esta pregunta en tu día a día:
¿Esto que voy a hacer es importante o solo urgente? Si es importante, hazlo sin más. Si es urgente, dale una vuelta antes de actuar.
Lo urgente siempre llama, aunque nunca sacia; en cambio, lo importante es lo que realmente alimenta y da significado y propósito a nuestra vida.
🔸 Profesional
Fran es director del centro y el profesional encargado de pasar las consultas de a profesores. Contacta directamente con el para consultar cualquier duda que tengas.
🔸 Canales de contacto
